domingo, 7 de septiembre de 2025

MAR EN CALMA

 


MAR EN CALMA

 

Hoy es uno de los últimos días de agosto. El emperador romano que dio nombre a este mes nunca imaginó que, unos cuantos siglos después, alguien estuviese hablando de él mientras camina hacia la playa. Estoy solo en la travesía que me lleva hasta el límite de las olas, igual que el emperador. Tampoco sabe que estoy pensando en la naturaleza de las cosas quien dijo que escribir es una forma de dar sentido a la soledad. En la orilla de la playa, una calma inusual moja los pies de los bañistas con la humedad de la belleza. El agua pone adjetivos a la mañana. Los peces no saben lo que piensan los pájaros entre las ramas de los cercanos pinares. Tampoco les importa. Mientras tanto, hay ausencias que buscan con ahínco las raíces del alma. El pensamiento lo sabe y los sentimientos describen matices de esas ausencias como gotas de agua sobre la arena. El sol ilumina el paisaje con la luz de su cuerpo. El aire mesa los cabellos de los árboles. Y un mar de plata se tumba en el horizonte para que el aire le rice la piel.


Mariano Valverde Ruiz (c)

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sábado, 19 de julio de 2025

TAREA

 


TAREA

 

Recuerdo que una vez imaginé cómo sería el mar y lo vi como algo sin fronteras. Era muy pequeño y mi imaginación no daba para mucho. Vivía en un entorno rural lleno de limitaciones y de ausencias. De vez en cuando, un hombre con una moto traía pescado para vender a domicilio. Entonces supe que aquellos pequeños peces venían del mar. Años después, volví a imaginar cómo sería el mar. Lo hice mientras leía un poema en una enciclopedia que había en el colegio de Las Norias. Era el único libro que teníamos además de las palabras del maestro: nuestros ojos al mundo. Imaginé cómo sería ese espacio inmenso y azul, esa dimensión donde todo pone horizontes a la vista; imaginé cómo sería sentarse al borde de sus orillas, cómo sería respirar el aire que circulara por la playa…  ¡Tantas cosas! Pero nunca le puse el brillo de la sal a su espuma ni el poder curativo del universo al azul profundo de su complicidad. Eso era tarea de un poeta y yo, aún, no sabía qué significaba esa palabra.

Mariano Valverde Ruiz (c)

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LA IDENTIDAD DE UN POETA


 

LA IDENTIDAD DE UN POETA


Un instante puede ser el reflejo de la eternidad. La tarea de alguien que escribe es atrapar la dimensión de un instante cualquiera. La vida no perdona y los momentos pasan, se transforman, adquieren otra dimensión y otras características muy diferentes a las que tuvieron durante un instante ya pasado. La identidad de un poeta no solo se aprecia en su vida, también en la capacidad de atrapar esos instantes como gotas de oro, como minerales raros o nubes de brillantina con cualidades volátiles. La identidad de un poeta ha de verse no solo en lo que escribe, sino, también en la memoria de los que le han leído. Hay tantos poetas que no han sido leídos por quienes aman la belleza como instantes perdidos en el olvido de las generaciones actuales, de las pasadas y de las venideras. Tal vez esa sea la verdadera identidad del poeta: algo inexplicable y etéreo que llamamos olvido e intrascendencia.

 Mariano Valverde Ruiz (c)

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miércoles, 4 de junio de 2025

LUCES INDIRECTAS

 


LUCES INDIRECTAS

 

Cada día de nuestra vida, las cosas cotidianas se disponen en línea recta ante el tiempo. Son una cadena de obstáculos que se levanta ante nosotros cerca del desfiladero por donde caminamos. Descansamos durante la noche para poder afrontar un nuevo reto cada mañana. Y lo hacemos igual que un nativo de las estepas asiáticas, un mandinga africano, un minero chileno o un astronauta en la Estación Espacial Internacional. Todos los hombres resolvemos el misterio del mundo a nuestra manera. Para cada uno amanece cuando sale su sol. Lo demás son luces indirectas: una forma de ver la claridad a través de otros ojos.

Mariano Valverde Ruiz (c)

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ECO

 


ECO

Pensamos que es una onda de sonido que se refleja en una superficie y vuelve hacia su emisor para ser percibida de forma diferente a como fue generada. Pero es algo más que eso. Todo eco es el referente de una voz al borde del precipicio, el fragor de la palabra junto al acantilado, un impulso que posee la virtud de crear la fuente del misterio. Al fondo está el suelo firme, la piedra angular, el mar y su resaca, los papeles quemados, lo nunca dicho, lo que la vida guardó en un armario… La voz repite sin cesar un mensaje al mundo que no recibe la respuesta esperada. El mundo tiene su propia voz. Y su eco está en el universo.

Mariano Valverde Ruiz

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lunes, 2 de junio de 2025

ILUSIONES

 


ILUSIONES

 

¿Quién no se ha planteado escenarios de futuro en donde la dicha alcanza su plenitud? Las ilusiones forman parte de nuestra vida igual que el oxígeno o los latidos del corazón. Es muy probable que se trate de imágenes o conceptos un tanto alejados de la realidad, representaciones de otra naturaleza que nos sugiere la imaginación, o que sean un engaño de nuestros sentidos. A menudo avanzamos hacia ellas para alcanzar una satisfacción. Muchas ilusiones solo quedan en esperanza. Los años vividos saben de ello. Hay caricias que nunca fueron, amores que no llegaron a tener nombre, poemas al instante fugaz de un iluso sin nombre, versos sin título en la mente de Neruda o de Virgilio, o de tantos otros. Pero, esas instantáneas del corazón, nos acompañan durante el camino como el poema veintiuno de un libro inacabado o la llama que consume una pasión desmedida. Esa es la naturaleza de lo que fue ilusión y ahora es ceniza. Nos queda el recurso de inventar una nueva ilusión para seguir viviendo.

Mariano Valverde Ruiz (c)

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LO PERDIDO

 


LO PERDIDO

 

Todos sucumbimos a la tentación de buscar lo perdido cuando notamos la falta de aquello que no valoramos en su día. Intentamos volver hacia otros tiempos, remar contra corriente, ir al cauce del río de la vida sin tener en cuenta lo que nos dijo Manrique. No debemos buscar lo perdido en el agua, porque nunca lo hallaremos. En el agua de nuestra vida, igual que un arroyo que va hacia el mar, fluye una extraña sensación de soledad para lo que una vez fue memoria y ahora es olvido. Habitamos la tierra con la costumbre de volver la mirada hacia el pasado, hacia lo que fue la casa de nuestros ancestros y el origen del sentido de la vida. No somos conscientes de que todo lo esencial está más cercano a nuestros ojos. Aunque busquemos en el tiempo pasado lo que somos, es el amor al instante que vivimos, lo que nos encuentra cada día en todo aquello que hemos perdido.

 Mariano Valverde Ruiz (c)

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