jueves, 13 de noviembre de 2025

FRUSTRACIONES

 

FRUSTRACIONES

 

Escucho una canción que se abre paso entre los delicados alveolos del aire. Son los cabellos de la brisa quienes se peinan con las púas de la imaginación. Es una canción que habla del color del amor, si es que el amor tiene un solo color, cosa que dudo. Retomo el paso que acompasa la música al otro lado de la puerta del silencio. Detengo el tiempo un instante en la página que cuenta mi última frase. Tiene algo de misterio ese instante robado a la dinámica constante del tiempo. Y, sin darme cuenta, se detiene el sonido, la luz se acompasa, toma forma la paz que inspira las ideas de quien escribe con el corazón. Y soy un hombre completo. Pero, sin que pueda remediarlo, los elementos que componen las sombras, intervienen en mi momento mágico para que todo se frustre y se vaya al garete. Es imposible crear algo nuevo si no se acaricia el cabello de la soledad. Por eso es necesario plantearse la escritura como un aprendizaje permanente. Eso evita frustraciones innecesarias. Y gritos en el silencio.

Mariano Valverde Ruiz (c)

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miércoles, 12 de noviembre de 2025

LÍNEAS

 

LÍNEAS

 

Han pasado las grullas por la línea del horizonte. Iban cantándole al aire sus canciones de aventura. Van buscando nuevos destinos donde envolver el aire con sus alas. Con sus sonidos, llaman desde lo hondo a la luz renovada de cada día. Lo que he visto parece una imagen cotidiana, pero es una descripción poética de lo más sagrado que posee la naturaleza: la vida. El deseo de vivir siempre se abre paso en cualquier circunstancia. Hay vida en el vuelo de las grullas, en su ruta hacia el amanecer, en su búsqueda de los recuerdos… y es que no hay emociones sin recuerdos, sin la constatación de que se ha vivido. Por eso se siente cada cosa como algo entrañable y propio. Las emociones son la vida misma. Y la vida es una línea hacia el horizonte, un camino hacia donde nos lleve la luz. Miro de nuevo el paso de las grullas por el cielo cercano. Intento establecer las líneas que llevan sus vuelos. Resulta muy difícil precisar por dónde vuelan. No hay líneas en el cielo sino páginas en blanco. Y un diario que está aún por escribir.

Mariano Valverde Ruiz (c)

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lunes, 10 de noviembre de 2025

VUELO

 


VUELO

 

Volar o no volar, esa es la cuestión. Aunque cientos de cuerdas invisibles intenten impedirlo, hay que alzar el vuelo porque todo pasa y algo queda. Tenemos que echar a volar para acariciar el viento, para ver en los espejos del aire la dinámica de la vida, para descubrir en una mirada la dimensión del cosmos, subir hasta lo más alto para huir del miedo… Es necesario alzar el vuelo sin concesiones, sin ataduras, ser el eco de todas las vidas que nos han precedido. Hemos de ser valientes y pintar el espacio de esperanza, elevarnos desde el árbol donde reposan nuestras miserias, ser materia de vuelo, aunque las raíces de ese árbol estén rotas, aunque sus ramas se quiebren, aunque los tallos no tengan hojas. Es preciso elevarse sobre las cosas y los sentimientos porque en ello nos va la vida. Nadie lo hará por nosotros. Hemos de ser pájaros en la luz y en la sombra, seguir las pautas de nuestra naturaleza. La voluntad de un ave es alzar el vuelo. Y, aunque nos aten al suelo con cuerdas, seguiremos intentando levantar el vuelo mientras nos queden fuerzas.

 Mariano Valverde Ruiz (c)

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viernes, 7 de noviembre de 2025

CERVANTES, EL CAUTIVO Y AMENÁBAR

CERVANTES, EL CAUTIVO Y AMENÁBAR

 

Abre la ventana y entra la luz a través de los visillos con matices cinematográficos. Amenábar es uno más de los millones de humanos que se ha asomado a la figura de Cervantes a través de los siglos y de su obra. El director de cine quiere acercarse a una etapa de la vida del escritor universal que condicionó su forma de ver las cosas: Su cautiverio en Argel. Cierra los ojos y vuela en el espacio y en el tiempo.

Aquella noche de 1580 era gris y obstinada, como la mayoría de las de los últimos cinco años. A Cervantes le fluían las ideas igual que el hilo de humo que salía del candil. Escribía con pluma afilada y certera. Las cosas iban a dar un giro dramático. Mojó reiteradamente en el tintero. No le quedaba tinta. Maldijo a los diablos de la noche y a las chilabas de los guardianes. Reclamó la presencia de la mano de Dios y buscó con desazón la remolacha que tenía para cenar. Su jugo sirvió para plasmar lo que pasaba por su mente antes de que se le olvidara. Recordó que Hassan, el Bajá de Argel, le había amenazado con cortarle la mano si no era más complaciente con sus demandas y mantenía en ristre su “pequeño ariete” hasta que… borró la imagen que pasaba por su mente con un claro signo de repulsa. Y comenzó a pensar en un nuevo intento de fuga. Ya le habían frustrado sus planes en cuatro ocasiones. Siempre había alguien que se iba de la boca.

A 445 años de distancia, frente al ordenador, Amenábar imaginaba qué podía haber pensado el cautivo de Argel. Repasó su obra y su biografía. Cervantes había nacido en Alcalá de Henares en 1547 y fallecido en Madrid en 1616. Era conocido como “Príncipe de los ingenios”. ‘La Galatea’, ‘El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha’ (I y II), las ‘Novelas Ejemplares’, ‘Los trabajos de Persiles y Segismunda’, o los poemas de ‘Viaje al Parnaso’, eran sus obras. Estuvo cinco años preso en Argel, luchando por su libertad a través de contar historias. Sus relatos llamaron la atención de Hassan, el Bajá, quien estableció un trato especial con él. Había sido capturado en alta mar por corsarios árabes y llevado a Argel, donde esperaba su muerte si su familia no reunía el dinero del rescate. Su liberación llegó por intervención de los monjes trinitarios, que pagaron 500 escudos de oro. Esta experiencia marcó su visión del mundo. Allí se forjaron los grandes temas que luego trataría en El Quijote: libertad, condición humana, redención… ‘El cautivo’, sería una de sus ‘Novelas Ejemplares’.

Años después de su liberación, Cervantes fue gestando la que ha sido la primera gran novela moderna, una obra que reúne todo lo que un ser humano es capaz de entrever, una visión del mundo extrapolable a cualquier tiempo, un texto imprescindible que atesora sabiduría, humor, crítica social, experiencia, amor y muerte, todos los grandes temas que ocupan y preocupan a los humanos.

Pero, ni Amenábar frente a su ordenador, ni cualquier lector frente a las páginas del Quijote, ni siquiera la intuición cibernética de la IA más avanzada, pueden conocer lo que pensaba don Miguel cuando se vio en la tesitura de sacrificar su naturaleza para intentar sobrevivir en un entorno hostil y adverso. Eso solo lo sabe don Alonso Quijano, el caballero de la triste figura.

 

Mariano Valverde Ruiz (c)

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DECISIONES

 


DECISIONES

 

Tomo conciencia de que he despertado en mitad de la noche. Abro los ojos y miro el reloj. Son las seis de la mañana. Recuerdo lo que estaba soñando. Un sudor frío me recorre la piel. Quiero cambiar de idea y pasa por mi mente la posibilidad de levantarme e ir a contemplar el amanecer junto al mar. Mis ilusiones se parecen a un vuelo de gaviota bajo el alba. Tengo la humedad del mar en mi piel. Ya no es un sudor frío. Imagino qué habría dicho Whitman de un momento como el que estoy viviendo. Tal vez pensase en las lilas de su huerto o en las estrellas que iluminan el cielo o en el retorno de la primavera. Ante ese dilema, quizá optase por levantarse y ponerse a escribir lo que pasaba por su mente y no decidiera dejar pasar el tiempo mientras contemplaba un amanecer. ¿Quién lo sabe? No es el destino ni el azar quien dirige la vida, son las decisiones que tomamos las que marcan el rumbo de nuestra existencia. Sin dudarlo más, me levanto, me visto y salgo a la calle dispuesto a ver, al mar y al horizonte, cambiar de luz.

Mariano Valverde Ruiz (c)

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miércoles, 8 de octubre de 2025

HOMERO, ULISES Y BRAD PITT

 

HOMERO, ULISES Y BRAD PITT

 

 

No sé si será verdad o una invención con tintes literarios de algún empleado de Hollywood, el caso es que me contaron esta historia como verídica. Cuando a Brad Pitt le pusieron, delante de un café, un enorme tocho de folios con el guion de Troya, no sabía quien era Aquiles, su personaje, ni Ulises, ni Homero, el autor de la obra que daba fundamento a aquel guion cinematográfico. Así que, después de escuchar a su pareja, Jennifer Anniston, refunfuñar por bajines y advertirle, con tono de súplica, que no se propasara ni un ápice con las actrices del rodaje, tomó un sorbo de café, notó el amargo sabor del abismo donde se iba a sumergir, y se puso a investigar en internet.

Cientos de páginas tenían referencias acerca de lo que buscaba. Enseguida descubrió que Homero era un autor griego de hacía más de 2.700 años. La leyenda decía que su nombre provenía de “ho me horón” que significa: hombre que no ve. Había quien decía que podría tratarse de más de un hombre. Se especificaba que sus obras, la Ilíada y la Odisea, estaban entre las más importantes de la literatura universal. Ambas obras son epopeyas, consideradas como relatos reales, de época grecolatina y conforman la base de la literatura occidental. En Homero confluyen realidad y leyenda. Sobre su autor, varios lugares de Grecia reclaman su nacimiento: la Isla de Quíos, Atenas, Rodas, Salamina… Se cree que murió en la isla de Íos.

La Ilíada cuenta la guerra de Troya. Consta de más de 15.000 versos hexámetros. Describe los sucesos de los últimos 51 días de una guerra que duró diez años, La cólera de Aquiles es el hilo conductor. La guerra se originó por el rapto de Helena, esposa de Menelao, rey griego, por parte de Paris, príncipe troyano. Supone una gran puesta en escena de todas las miserias y virtudes humanas, junto al amor y la muerte. Y terminó con un engaño que ha quedado como ejemplo de argucia durante siglos.

La Odisea, compuesta por 24 cantos, cuenta el regreso de Ulises a Ítaca, isla de la que era rey, después de estar luchando 10 años al lado de Aquiles en Troya. El trayecto, que podía haber sido de pocas semanas, duró otros diez años. En ese periodo, su mujer, Penélope y su hijo Telémaco, tuvieron que hacer frente a los pretendientes de Penélope. Ella, por la noche, desbarataba lo que había tejido durante el día, pues había prometido casarse cuando terminase su tela. Ulises se enfrentó a los designios de los dioses y a cientos de obstáculos y tentaciones, como el de Calipso, una hermosa diosa que le ofrecía la eternidad en el placer si permanecía con ella.

Después de hacerse una idea de la magnitud de la obra y de la dificultad que entrañaría la interpretación del gran guerrero Aquiles, Brad Pitt pensó en todas las guerras de Troya que llegan hasta nuestros días, en la naturaleza humana y sus conflictos, en el eterno dilema de la inmortalidad, en el destino, en el amor… Respiró con algo de confusión en la mente. E intuyó que el instinto de supervivencia del género humano siempre termina por abrirse camino ante todos los retos de la existencia.

 

Mariano Valverde Ruiz (c)

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miércoles, 1 de octubre de 2025

REDENCIÓN, DE JUAN MIGUEL MURCIA MERLOS

 

REDENCIÓN

JUAN MIGUEL MURCIA MERLOS

NOVELA

EDITORIAL ECU (2025)

 

La realidad está ahí para vivirla, para sacar lecciones de ella y para contarla. Sapere aude, ¡atrévete a saber!, escribió Horacio, invitando a usar la razón y el pensamiento crítico para liberarse de ataduras. Alentaba de ese modo a tener el valor de enfrentarse a las cosas a través del conocimiento. Y eso hace Juan Miguel Murcia Merlos (abogado, empresario y terapeuta) en esta magnífica novela existencialista que pone de manifiesto un drama que afecta a más personas de las que creemos.

Redención es una novela escrita desde la experiencia, con espíritu de superación, de valentía, de compromiso, un texto que, a pesar de la crudeza de los hechos que relata, tiende la mano con un mensaje de esperanza para poder superar el dolor y la pérdida.

La técnica narrativa con que ha expuesto el drama de la ludopatía es adecuada a lo que se cuenta. Son capítulos cortos, de estilo directo, sin ambages ni adornos innecesarios, rotundos… Una narrativa trepidante, con un vocabulario actual y una trama que lleva al lector en volandas hasta el capítulo final. Se describen los hechos de forma pormenorizada, da la impresión de que son fieles a la realidad. El autor hace un recorrido por la época de las máquinas tragaperras, del póker, de los casinos, del juego libre en internet, y de las puertas al abismo que estas actividades abren permanentemente a quienes son presa del juego.

La novela relata una experiencia vital desgarradora centrada en Salva, el protagonista, y en todo lo que le rodea. Los personajes que acompañan al protagonista forman parte de la dinámica de los hechos y acentúan el dramatismo a medida que el relato avanza. Nada sobra y nada falta.

Además de los valores literarios, Redención es mucho más que una novela. Es un acto de valor y un instrumento para salvar vidas. Supone una crítica feroz contra los que hacen del sufrimiento ajeno un negocio. Es una lección magistral apta para todos, porque nadie está libre de verse atrapado en esta lacra social. En este mundo convulso y acelerado, hay que mantener la esperanza. Kant hizo de sapere aude (el reto que nos lanzó Horacio hace dos mil años) el lema central de la Ilustración y de la búsqueda del conocimiento. Por tanto, admitir que hay un problema, conocerlo y afrontarlo, es el primer paso para poder alcanzar la “redención”.

Como tantas cosas en la vida, casi todo comienza con la voluntad de compartir lo que se ha aprendido para que otros no caigan en el mismo error. Ya lo decía Quevedo: “Llevar parte del leño soberano / es a la redención, que los espera, / llevarte tus pecados con tu mano”.  

En definitiva, recomiendo la lectura de Redención por todos los valores que acompañan a esta novela y me sumo a los deseos de su autor: “Por un mundo sin juego, un mundo mejor”. Por tanto, atrévete a saber, amigo lector, y adéntrate en la conciencia crítica de quien busca la esperanza entre los rescoldos del fuego que le ha abrasado.

Mariano Valverde Ruiz


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Mariano Valverde Ruiz (c)